No renuncies y sigue luchando: historia de una mujer comerciante boliviana

Karen Rocío Romero Flores
No son pocos los casos de familias lideradas por mujeres, las cuales, deben hacer frente a diversas situaciones difíciles a fin de subsistir y progresar. Un ejemplo claro de ello es Carmen Ajuacho, quien, en 1980, ante la pérdida inesperada de su esposo debido a un accidente de tránsito, tuvo que asumir sola la crianza y manutención de sus dos hijos. Es así como, Carmen decidió continuar con la actividad económica que solía realizar su esposo: la venta de relojes y televisores. Estos productos eran adquiridos de un importador mayorista, el cual, al advertir que ahora era Carmen quien realizaba esta actividad, le subió los precios de manera desproporcionada, por lo que el margen de ganancia de Carmen se redujo a menos del 5%. Ello generó que Carmen deba decidir entre buscar otro proveedor o animarse a importar ella misma los referidos productos. Carmen optó por lo segundo y, para ello, acudió a la administración aduanera de ese entonces a fin de recabar información sobre el proceso de importación. Sin embargo, solamente pudo recibir información general proporcionada en folletos y, con la preparación básica de bachillerato con la que contaba, se le hacía muy difícil comprender el lenguaje técnico de la misma.

Es necesario también precisar que, en los años ochenta, aún no se tenía acceso a información a través del internet y que recibir una capacitación especializada por parte de la administración aduanera sobre estos temas era una tarea casi imposible, en tanto se percibía el proceso de despacho aduanero como una caja de pandora. Como ella relata: “Me sentí abrumada porque pensé que no lo lograría, pero algo dentro de mí me decía que no desmaye, que no decaiga en mi propósito. De esa forma, acudí a amistades quienes me explicaron otras formas de traer el tipo de mercancías que yo quería comercializar, me decían te lo traemos, pero a riesgo, pues lo traerían bajo el tráfico informal”.

Asimismo, en la tercera oportunidad que tuvo de realizar la referida actividad comercial, lo perdió todo: el dinero y la mercancía. Pese a ello, no perdió las ganas de continuar así que dejo pasar un tiempo y con mentalidad positiva y motivada “al ver a sus hijos” - según sus propias palabras -, decidió pedir un préstamo en el banco para que así ella pueda directamente viajar al país exportador e importar hacia Bolivia dichas mercancías. Carmen señala que este viaje fue todo un reto debido a que era su primera experiencia y tuvo que superar muchas barreras, tanto aduaneras como de comportamiento social. Ello, por los prejuicios sociales aun existentes en esa época, en la medida que, en la década de los ochenta, no era común que las mujeres emprendieran la actividad de comercio, ya que se consideraba una labor “dura” y, por lo tanto, destinada “solo para los hombres”, tal como Carmen lo describe.
 
Así, comenta también lo siguiente: “Fui con miedo pues nunca había salido de mi país, no sabía qué era un pasaporte, no conocía que se debía realizar trámites en migración para salir de Bolivia y a la vez llegar al país exportador, todo fue muy duro, pero no me rendí, la empresa exportadora tenía una oficina de comercio exterior, en la cual me dio una ayuda con la logística, hoy recordar eso me trae a la vez alegría y al mismo tiempo mucha pena, pues yo ni sabía qué significaba la palabra logística”.

En ese sentido, Carmen afirmaba que, por esos años, en tanto no se tenía acceso a los sistemas informáticos de la administración aduanera, todo se tenía que presentar en papel una y otra vez: “carpeta por aquí, carpeta por allá, el espérese, vuelva más tarde, no se encuentra su trámite, tiene que esperar, debe contratar a un agente despachante para que le ayude en el trámite”, todo lo cual era como un código destinado a ocultar la deficiencia del proceso burocrático del despacho aduanero. En ese sentido, relata que: “En mi primera importación casi no gané nada, pues hubo gastos que yo no había contemplado, comparo mi realidad con la de ahora y veo avances, sé que nada es perfecto pero comparado con la excesiva burocracia en los trámites aduaneros de ese entonces, hubo un gran avance, pues ahora puedes realizar la presentación anticipada de tus tramites a través del Declaración Anticipada de Mercancía (DAM) y otros procesos que ayudan de cierta forma a que los despachos aduaneros sean realizados prontamente, y no como en los ochenta donde los tramites con suerte concluían a los tres meses como promedio. Incursionar en este sector me obligó a prepararme de forma autodidacta en el lenguaje técnico aduanero, por lo cual me compré libros y aprendí sobre comercio exterior y la normativa aduanera nacional, todo lo que sé es tanto de mi experiencia personal y parte de los libros. Comparto mi conocimiento y experiencia con las personas que me preguntan, pero eso sí siempre les digo que hay cosas inesperadas en la vida, que nos tumban hacia abajo pero que debemos ser fuertes, al igual que el ave fénix, para resurgir desde las cenizas y volar más alto que antes”.
 
Esa fue la experiencia de Carmen, la cual actualmente cuenta con más de cuarenta años en el rubro de la importación de artefactos electrónicos y la cual tuvo un duro comienzo ante la burocracia y los prejuicios sociales existentes en esa época, pero que, gracias a los avances logrados en el tiempo por parte de la administración aduanera, en lo que corresponde al proceso de importación, este se simplificó y se acortaron los plazos en el despacho. Sin embargo, aún queda pendiente la tarea de que el Estado genere políticas para las mujeres que, con mucho esfuerzo, realizan emprendimientos a fin de generar ingresos destinados no solo a la subsistencia de la familia sino también a la generación de empleos. Esperemos que ello se logre paulatinamente para el bien, no solo de las mujeres sino también para el bienestar económico y social de todo el país.

Karen Rocío Romero Flores

Ingeniera Comercial y Técnico en Administración Aduanera y Comercio Exterior. Actualmente, desempeña funciones en la Unidad de Asuntos Aduaneros de la Dirección de Asuntos Arancelarios y Aduaneros del Viceministerio de Política Tributaria del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, en donde efectúa la evaluación y seguimiento de la aplicación de políticas aduaneras. Sobre la base de ello, propone modificaciones normativas, participa en los comités técnicos de facilitación del comercio, es parte del grupo de revisión de exenciones tributarias aduaneras y diseña el material de difusión (cartillas ECOS) sobre las políticas aduaneras emitidas. 

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